Ante los presupuestos europeos para este periodo nosotras insistimos en que:

⇒ Queremos que la Unión Europea trabaje desde un enfoque feminista la coherencia de todas las políticas (fiscales, monetarias, industriales, laborales y sociales), dotando los recursos suficientes para avanzar hacia modelos globales más justos en lo social, lo económico, lo ambiental y lo institucional, y abordando los desafíos de manera simultánea.

⇒ Queremos que la Unión Europea, al pensar en su política exterior y en las migraciones, priorice una visión de derechos humanos y una acción humanitaria feminista que ponga los cuidados de la vida humana y planetaria en el centro, pensando en el largo plazo.

⇒ Queremos que la Unión Europea promueva una visión de paz y cohesión frente al rearme. Queremos que se invierta en cultura de paz, que se denuncie el genocidio, y que no haya gasto disfrazado en tecnologías y capitalismo de guerra.

⇒ Queremos que las políticas se orienten hacia una transición justa y respetuosa con los cuidados y el medioambiente. Energías renovables, transporte público, agricultura orgánica, economía circular, y que el 30% del presupuesto para el cambio climático tenga una mirada feminista.

⇒ Queremos que la Unión Europea no alimente el capitalismo digital, que agudiza la explotación laboral y el extractivismo de nuevos campos, entre ellos, el de datos, sino que promueva marcos y tecnologías con perspectiva de género e interseccional donde la seguridad tome nuevos significados. Si la economía no es neutral, la tecnología tampoco lo es.

⇒ Y, sobre todo, queremos que el nuevo foco que va a tener la deuda no sea a costa de recortes en lo social. Queremos que la inversión (tímida) en la economía de los cuidados vaya más allá de las infraestructuras y asiente las bases para una verdadera reorganización social de los cuidados.

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